miércoles, 30 de abril de 2014

Long Trail Barcelona 2014

Llamadla Trail, llamadla Ultra. Pero no la llaméis carrera.

Una carrera, según la Real Academia Española es : f. Pugna de velocidad entre personas que corren, guían vehículos o montan animales.

El pasado sábado me he estrenado en una distancia superior al maratón, y fuera de lo que es mi hábitat ideal, atléticamente hablando, que es el asfalto.
Era otro de mis experimentos, para averiguar si lo que decía más de la mitad de la gente que conozco y que ha dejado las calles de las ciudades para entrenar y competir por el monte era cierto.
Las frases que más me habían repetido eran:
  • -      Que se disfruta mucho más
  • -      Que aquello es muy duro, física y mentalmente y que hay que entrenarlo en serio (como si los entrenos en asfalto no se tengan que hacer seriamente)
  • -      Que es toda otra cosa
  • -      Que si no has probado a correr una carrera de montaña, te falta algo y que acabar una Ultra tiene todo otro sabor
  • -      Que se crea un ambiente de compañerismo y de respeto.


Esta última frase ya me la habían repetido antes del maratón. Que si no corres un maratón, no eres un runner al 100%. Que la emoción que te da un maratón no te la da nada. Que el primer maratón es para acabarlo, sin mirar al crono ni tener pretensiones. Y que lo que más cuenta es la fortaleza mental.
Ahora, como para mí esto del maratón no había funcionado (no me he visto transformada en heroína; no he encontrado trabajo el día siguiente;  no me he emocionado particularmente; me había puesto objetivo del sub3h30” y lo había cumplido sin casi despeinarme), hace unos 3 meses, aprovechando del descuento para parados y que todavía me sobraba tiempo para entrenar, me apunté a la LongTrail de Barcelona. Más que nada para poder luego hablar con conocimiento del tema.


Estreno en la montaña con 69 km, para matar dos pájaros de un tiro: montaña y Ultra. Y no solo quería participar sino que, tras echar un vistazo a las clasificaciones del año pasado, me había puesto como objetivo el podio de veteranas. Yo soy así. Me pongo el listón alto, así me motivo para entrenar.
Perfil de la #LTBCN


Me iba a complicar la vida porque pensaba dedicar a la Ultra solo los últimos 20 días, ya que en mi agenda tenía un puñado de medios maratones – la más importante en A Coruña, donde se celebraba el Campeonato de España de la distancia – y un par de 10K, además de la vuelta a la cursa del Corte Inglés tras 4 años sin correrla. Aquello iba a ser el último compromiso de asfalto y luego la idea era dedicación absoluta a tierra, tiradas largas, rocas y desnivel.

Pero el caso ha querido que encontrara trabajo 40 días antes de la Long Trail. 
Un trabajo nuevo, con tareas que son toda una novedad para mí, así que necesito mucho training. Y da el caso que quien me tenía que hacer el training, me atendía a final del día laboral y en vez de salir a las 6, salía a las 8. Cansada, vacía mentalmente y físicamente. Literalmente incapaz de cambiarme, calzarme las zapatillas y subir a Collserola o Montjüic, ya sin luz.
Abril ha sido el mes en que más hubiera tenido que entrenar y en vez ha sido un mes muy pobre de entrenos, sea a nivel cuantitativo que cualitativo. 
Así que hasta el día anterior no tenía claro si participando iba a hacer una tontería, arriesgando y pasándolo muy mal y con encima peligro de lesionarme.

Pero justo el viernes por la mañana, que tenía que ser festivo - fiesta de la Liberación de la ocupación alemana en Italia a final de la II Guerra Mundial –y que me vio ir a la oficina igualmente para despachar algo de trabajo acumulado, 3 compañeros, que solo me conocen desde hace un mes, hicieron piña y me animaron a intentarlo.
Una vez en casa me comí unos 200gr de “penne al gorgonzola”, para cargar hidratos, que nunca están  de más. A las 6 me fui al fisio, para poner unos tapes preventivos en la rodilla que me había molestado en alguna bajada de los pocos entrenos hechos. Y a las 7 estaba preparando porciones de gominolas, dátiles, Parmigiano Reggiano, y cambio de ropa, barritas, y todo el material obligatorio que pedían para la carrera (manta de sobrevivencia, frontal, cortaviento)
Y  el sábado 26 madrugamos  y Jon me acompañó a Begues, con la idea de verme en el km 33 en la playa del Garraf, volver a Barcelona, hacer su entreno y luego volver a Begues, donde estaban las salidas y las metas de todas las 4 carreras. Vaya ultra se ha metido él también.
Poco antes de la salida me cruzo con Óscar y luego con Sami e Toni que también harán la misma distancia que yo. 
Sami, servidora, Toni y Jolu


Quizás cada uno de nosotros haya pensado de hacerla juntos a los demás, pero hay demasiada incógnita: Toni tiene más experiencia, Sami algo más que yo, yo novata total. De todos modos salimos juntos y fuimos  trotando durante los primeros kms que salen del pueblo por una senda ancha y con leve subida. Ya desde allí veo gente que sale disparada (muy poca) y la mayoría que va andando… a mí no me apetece andar: el perfil es favorable, voy fresca de energías y hasta tengo algo de frío así que trotar es lo menos que se puede hacer.
Pero es cierto que en mi cabecita de novatilla se enciende una alarma: y si luego la vas a pagar? Y si correr ahora en el km 55 te pasa factura y te encuentras vacías? Pero a la cabecita le gana la cabezona: oye, que yo he venido a CORRER una carrera de montaña! Y que si tendré que andar, andaré, pero no ahora!
Así que voy trotando, me paro lo mínimo al primer avituallamiento – muy pronto, en el km 5 – donde me llevo una alegría viendo a algunos voluntarios habituales de las carreras de asfalto. Me ha parecido estar por casa!
Y a partir de allí he ido haciendo mi carrera. Corriendo en todos los tramos llanos o con pendiente leve, trotando por los corriols (donde a menudo me hubiera gustado correr más, pero a menudo no había espacio para adelantar y si te tocaba delante alguien que andaba…pues, a andar! Y si trotaba lento…pues, a trotar lento!)
En las subidas más bestias era donde me veía con más fuerza. Naturalmente no corría, mi carencia de musculatura en las piernas no me lo permite, por mucho que entrene. Pero sí que subía andando rápido, con movimientos de las piernas que yo llamo de compás. Y aprovechando que el compás está formado por dos piernicas bien largas. Han sido los tramos donde más gente he adelantado.
Otras cosas las bajadas: más allá de la técnica (que me falta, aunque haya podido entrenarla algo durante la estancia en los Alpes) lo que no me permite ir al ritmo que me gustaría son mis rodillas de cristal. Las dos con condropatía, la derecha con su prótesis, y ambas sin la ayuda de unos cuádriceps femorales que puedan amortiguar los golpes. Han sido con diferencia las que peor lo han pasado y poco antes del km 60 he tenido que tomarme un ibuprofeno y hacer una bajada de casi 3 km sentándome en las roca y bajando las piernas desde sentada. Quizás en aquella bajada, allá por el km 62-65 se me ha escapado la corredora que ha llegado 12’ delante de mí.
Y luego estaban los tramos donde se corría. O quizás sería mejor decir donde yo corría. Porque, creedme, de gente corriendo he visto muy poca. Hasta en los tramos de pista forestal ancha y pendiente hacia abajo. Todo el mundo reservando fuerzas (para qué?) y en los kms finales porque ya se le había acabado la gasolina, a pesar de haber reservado fuerzas. En serio. Yo creo que de toda la gente con la que me crucé, que adelanté y que me adelantaron, corría una persona de cada 4. Participantes de la Long Trail y de la Ultra Trail.
No entiendo. O sea, puedo entender que te hayas pasado de vueltas al inicio y que al final no tengas para acabar fuerte. Es lo que me temía que me iba a pasar a mí. Pero, si has ido lento o andando desde el inicio y a 2/3 del recorrido te encuentras sin fuerzas, es que no tendrías que haberte metido en esto. Puede haber habido casos excepcionales, un mal día, un problema estomacal  (de hecho en el avituallamiento del km 20 había un chico, con buena percha y que se veía muy fuerte, que había tenido que abandonar por problemas estomacales y estaba esperando que viniera la furgoneta de la organización a buscarlo), una torcedura de tobillo. Pero la mayoría de la gente que he visto no parecía tener problemas importantes: sólo, no corría. En ningún momento. Porque su cuerpo no estaba entrenado para correr. Porque si es cierto que en la montaña los ritmos son diferentes, porque  te metes en cosas por las cuales no estás preparado?  Vete a hacer una excursión – GRATIS – de menos kms. Apúntate a una marcha no competitiva donde todo el mundo anda y donde se recorren menos kms. Me quedo sin entender. Lo siento. No me entra en la cabeza. Y no me digan que esta gente ha disfrutado. He visto unos zombies, ya en el km 40, que daban lástima. Aunque  a mí me daban más cabreos que lástima.
Y otra cosa que tengo que decir. Las equipaciones. Partiendo del presupuesto que cada persona se gasta su dinero como quiere, no es una equipación más chula y cara lo que te hace más fuerte, más resistente o más rápido. Y los que más quería comentar es que aunque te presentes en la línea de salida con 1000€ o más encima entre mochila, zapatillas, prendas compresivas, GPS de la Nasa y todo tipo de artefactos superchuli, no tienes ningún derecho de mirar los demás desde arriba hacia abajo y poner mueca de asco.
Personalmente he corrido con:
  • ·         Mallas cortas NB que uso en las carreras de asfalto – precio por debajo de los 20€
  • ·         Top NB que uso en las carreras de asfalto – ni me acuerdo el precio, que tiene más años que yo
  • ·         Camiseta de manga corta Asics Trail con cremallera delante – comprada de rebajas a 28€
  • ·         Calcetines Asics Maratón – gratis (haciendo la polémica prueba de la cinta para correr a 3’/km)
  • ·         Mochila con Camelback del Decathlon – 27,95€ en las rebajas del verano 2013
  • ·         Mizuno Ascend 6 – compradas en StartFitness a 68€
  • ·         Buff en el pelo – Bolsa de Corredor, incluida en la renovación del club

·   Valía más lo que llevaba de comida y barrita J
Como avituallamiento personal: dátiles y otros frutos secos, 3 barritas de Overstim almendras y melón (me ha sobrado una), un gel Gu con 35mg de cafeína (que no he tomado), mini porciones de Parmigiano Reggiano (entre tanto dulce había que meter algo salado), unas cuantas gominolas y dos barritas de regaliz por si me daba un bajón de tensión. Y llevaba un bidón de medio litro y pastillas de Isostar para hacerme mi bebida y evitar tener que beber en cada avituallamiento una de color diferente pero igualmente de algo índice glucémico.
En fin, la crónica no tiene nada destacable. Más allá de lo que han vendido, los paisajes en el parque del Garraf se reducen a piedras y más piedras. Todo muy reseco y pedregoso. Sólo he gozado de dos panoramas.
El primero, antes del km 10, donde también había un control de paso a sorpresa (y donde me comentaron que iba 5ª de las mujeres de la Long Trail) con una cruz y una buena vista a 360 grados que pero, por la emoción de oir la posición y mirar el ritmo que llevaba, me ha costado una caída muy aparatosa con un golpe muy fuerte en la parte delantera del tobillo derecho, además de caída lateral en un seto con espinas. Vamos, que el panorama a los dos minuto ya ni me lo recordaba.
Y el segundo cuando hemos visto el mar, allá por el km 25-26. Parecía tan cerca, refrescante, justo cuando el calor empezaba a apretar. Y lo bueno era que el tramo para llegar era casi todo de bajada. Pero por corriols. Y me ha tocado justo un corredor que le tenía miedo a los corriols. Así que he tenido que hacer 2 kms enteros muy muy lentos, sin posibilidad de adelantar, parciales de 11’ y pico y 14’ pico AL KM!!!!!! Y el tío como di nada, en ningún momento pensó hacerse de lado y dejar pasar la docena de personas que se habían quedado atrapadas detrás de él.  Cuando finalmente conseguí adelantarlo, la bajada se hizo más rápida, toda por debajo de los 7’/km y hasta un par de kms por debajo de los 6’/km (uno a 5’ pelado!). En el km 32 Jon había venido a buscarme y fuimos los dos trotando hacia la playa del Garraf. Que por cierto ha sido todo un descubrimiento! Es una pasada! Lástima no haber tenido tiempo y modo para disfrutarla como se merece! Allí me cambio el top, me limpio con una toalla húmeda, me seco, como y bebo obligada por Jon (efectivamente había comido muy poco hasta entonces), lleno la camelback con agua fresca y reanudo la marcha con Jon a mi lado durante un par de duros kms de subida con superficie de hormigón y luego de piedras muy empinada.

Cuando el juego se hace duro (de verdad) hay que andar

A partir de allí sé que hay avituallamientos más a menudo, la organización ha previsto que hacían falta ya que se van acumulando en las piernas los kms y el cansancio y encima el perfil de la segunda parte es más exigente.  Llego al avituallamiento de la Ermita de la Trinidad donde también se goza de buenas vistas, y donde tenemos derecho a los 3 minutos mágicos. 

Aprovecho para comer un poco de mi Parmigiano y alguna gominola de la organización aunque no con mucha alegría: pocos metros antes de este avituallamiento había visto un tío apartarse del camino para hacer pis y, sin haberse lavado las manos, coger de la bandeja galletas y gominolas. Se me ha cerrado algo el estómago y he decidido comer lo que llevaba encima aunque fuera más aparatoso abrir y cerrar cremallera que no pescar desde las bandejas de “uso público”. Del 47 al 50 se sube mucho y al siguiente avituallamiento, sólo líquido y servido por militares, me tomo una coca cola para recuperar lo que he sudado. Sigo trotando hasta el km 55 donde hago el cambio de Garmin (las baterías del mío sabía que no iban a durar para toda la carrera así que me había llevado también el de Jon para encenderlo cuando el mío iba a flaquear). Aquí mismo empieza una subida casi vertical y muy larga, casi 7 km, donde gracias al método del compás, puedo adelantar muchos corredores. Entre ellos una pareja de amigos ingleses con algún kilo de más que van despotricando contra las piedras del suelo. Cuánta razón! Las piedras sueltas han sido la constante de la carrera y las que en muchos tramos impedían correr más rápidos a pesar del perfil favorable. Pero lo peor todavía no había llegado: la bajada desde el km 61 al 64 ha acabado con mis rodillas y ha sido el tramo donde más me he visto en dificultad. Me ha pasado una chica que había adelantado en una subida y con la cual había recorrido un tramo andando y charlando. Tras verla pasar he tomado un ibuprofeno (que no ha hecho nada) y he llegado al avituallamiento del km 64 con alivio ya que a partir de allí era todo pista forestal y pinar y he podido trotar a gusto. Trotando he conseguido adelantar otra vez a la chica pero le he dicho que no me importaba entrar en meta juntas ya que a mi 4ª o 5ª me daba igual, ya sabía que iba 1ª de las veteranas. Mientras ella decidía he aminorado la marcha para ver si se animaba a correr pero no había manera. Al entrar al pueblo todavía estaba con ella pero nada, ya no tenía ni para trotar. Justo en el ultiko km, con Jon que viene hacia nosotras, se acerca desde atrás la Emma Roca, que venía como un tren acabando los 100 km de la Ultra. A mi aquel encuentro me ha animado aún más y me hubiera gustado seguirla y entrar el meta con ella. Pero Catuxa no podía con su alma así que hemos entrado en meta, las dos juntas, trotando y cogidas de la mano. Y allí hemos tenido nuestro momento de gloria porque había mogollón de fotógrafos que estaban pendientes de Emma y hemos  salido en el video que han colgado en la web más adelante. Y Emma se ha dado la vuelta para abrazarme y darme las gracias para los ánimos del último km.
Al acabar el trotecillo, por fin había buffet salado así que entre salchichón, aceitunas, patatas fritas y unas birritas me he quitado el dulce de la boca y mi estómago ha vuelto a nacer! 


Salud! operación rehidratación

Desafortunadamente lo peor todavía no había llegado: en las duchas se había acabado el agua fría. Estuvimos con Judith y Emma tiritando y maldiciendo todo y todos! Luego, a la espera de las premiaciones y de  que llegaran Toni y Sami, nos dio tiempo ver a un viejo amigo que vive en Begues y con el cual había quedado, pegarnos una buena charleta e ir a comer una pizza. Premiación a noche cerrada y con lluvia mientras seguía llegando gente. Hubo unos cuantos corredores que apuraron el tiempo máximo permitido. No quiero ni pensar lo que puede haber significado estar tantas horas dando vueltas por allí, y las ultimas estando cansados y de noche y bajo la lluvia. Habrán sido los que han ido andando todo el rato. O que no estaban preparados físicamente y han hecho el recorrido con dolores, calambres, problemas físicos en general. Perdonadme, pero no le veo sentido. Por una camiseta de finisher? No, gracias. (que encima es hasta feucha, y viendo la marca que patrocinaba la carrera, hubieran podido esforzarse algo más)
Volviendo a mi  “carrera”, como me esperaba  y a pesar de haber estado casi 10h metida en ella, no puedo decir que haya sido dura. En ningún momento he pensado que no iba a acabarla. Nunca. Me ha pasado por la cabeza más a menudo en un 10K de asfalto. Y hasta en algunas de ellas he abandonado. Pero aquí no ha sido así. Ni en aquella bajada final con las rodillas que pedían socorro. El resto del cuerpo estaba OK, al 100%. No miento si digo que hubiera podido trotar a 6’/km unos kms más, 4 o 5.
Y no soy ninguna superwoman. Solo soy una persona con un buen fondo, que intenta mantener su cuerpo en salud y fuerte, que sabe dosificar y que no se mete donde no es el caso. Al menos atléticamente hablando. Y que, toca decirlo una vez más, no tengo ningún interés en ir buscando “where is the limit” porque como ya he dicho unas cuantas veces, el limite te lo pone la vida misma, si tienes mala suerte: una enfermedad grave, una persona cercana que la sufre, encontrarse sin medios para vivir dignamente, un accidente de coche que te deja lisiado de por vida.
Ah, por cierto, finalmente, con el tiempo real he resultado ser la 4ª en entrar en meta, a solo 12’ de la tercera (mucho más joven y bastante más metida en serio en este mundillo) y sí, 1ª veterana. Así que me han tocado dos medallas: 1 de bronce como 4ª absoluta – premiaban las primeras 5 y yo ni lo sabía – y una de “oro” como primera de las over40.
Como podéis ver, sin ser ninguna experta en carreras de montaña, no es duro ni ir a podio. Yo me estrenaba en esto tipo de recorrido, por tipo de perfil, terreno y numero de km, pero con 20 mujeres participando en total, y solo 6 de ellas over40, es muy muy fácil llevarse un trofeo o una medalla.


Ah, y el tema compañerismo: aparte en breves momentos durante los avituallamientos o en en los casos de salir con amigos y querer hacerla toda juntos, aquí exactamente como en el asfalto, cada uno va a su bola. Quien malhumorado porque lo está pasando más, quien con mala hostia porque no puede adelantar, quien con la misma mala hostia porque no quiere que le adelanten y no deja el paso … hasta ha habido un chico que en el km 65 viéndome correr me ha espetado “por qué me hace esto? Como puedes correr cuando a mí me duele todo y me cuesta hasta andar?  Oiga, compañero de aventura, no haberse metido en el sarao…
En fin que tampoco en una ultra de montaña he encontrado la épica o mi nirvana… vuelvo al asfalto, muy a gusto! Ya no me venden ninguna moto.